No podía aguantarlo mas, solo el hecho de pensarlo hacía que mi rabia aumentase y me odiase más a mi misma por haber actuado así, necesitaba olvidarme de todo, y al parecer nadie estaba de acuerdo con eso. Solo el hecho de tener que salir a la calle cada mañana para ir a la universidad me atormentaba, no quería ver las revistas, ni escuchar programas de radio… tan solo se dedicaban a arruinar la vida a la gente. ¿A caso nadie comete errores?
‘’Claro que la gente comete errores Dana, pero lo tuyo ha sido lo que se dice, zorrear por todo lo alto’’
Maldita voz estúpida, no había dejado de aparecer desde aquella noche, y lo peor de todo es que tenía razón, la tuvo desde el primer momento, pero claro… teniendo a mi amor platónico delante iba yo a escuchar a mi conciencia en esos momentos…
Vamos, ni la más santa Teresa de Calcuta se lo habría pensado.
Me levanté del suelo de mi habitación, hacia exactamente dos días que no salía de casa, no quería saber nada de nadie, mi madre no se había enterado todavía de lo ocurrido, y temía su reacción cuando lo hiciese, encendí mi portátil y un documento de Word se abrió.
‘’Anda mira, la historia que escribiste hace unos días, que casualidad ¿verdad?’’
Ignoré a la vocecilla que se carcajeaba de mi, era tremendamente penoso, hasta yo misma me burlaba de… mi.
Hace unas semanas que trabajaba con una historia que me había venido de golpe a la cabeza, así, de un momento a otro, y plasmé todas esas ideas en mi ordenador, la historia hablaba de una fan, de una groupie, como queráis verlo vamos. De una chica que se acostaba con su ídolo.
Alguien entró a mi habitación sin previo aviso, sin llamar y se sentó a mi lado, tan solo me hizo falta mirar de reojo para encontrarme con esa mata de pelo pelirroja excesivamente rizada, solo podía ser el incordio de mi querida hermana.
-Anda, que estas escribiendo… ¿Un diario?-Rió Lucy
-Muy graciosa, sabes que no lo es.- Contesté entrecerrando los ojos y golpeando nerviosamente la mesa con mis dedos.
-En realidad ya lo sabía, solo quería restregártelo un poco más, esto no ocurre todos los días.- Volvió a reírse de mi en toda mi cara.
-¿Por qué no te vas a pasear perros y con el dinero te pagas una buena sesión de peluquería, idiota?- Recibí una mirada fulminante tras esas palabras, y al minuto pude escuchar un portazo proveniente de su habitación, se había marchado.
19 Marzo 2011, Men Arena, Manchester –Concierto de McFly-
Anne y yo nos encontrábamos en la cola del concierto, habíamos hecho una noche en la calle para estar mas cerca, teníamos entradas para pista y los nervios cada vez se hacían mas y mas grandes, y ese cosquilleo aparecía en mi estómago, impacientándome, había unas doce o trece chicas delante nuestra así que teníamos primera o segunda fila asegurada, eso suponiendo que la torpeza de mi amiga impidiera que llegásemos antes a las vallas.
Me recogí mi larga melena rubia en una coleta para entrar y coloqué mis gafas de sol en mi cabeza, dejando ver mis ojos avellana y mis largas pestañas, era marzo, y en Manchester el tiempo no era del todo bueno que digamos, pero al ir a un concierto en pista bien sabe dios, que o vas destapadita o te da un jamacuco y ya puedes levantar la mano para que los guardas te saquen corriendo, o serás pisoteada por mas de trescientas niñas hormonadas gritándoles cosas poco coherentes a los cuatro maromos que tenéis en frente cantando y tocando sus instrumentos. Resumiendo, llevábamos unos pantalones cortos y unas camisetas fosforitas que habíamos estado ‘fabricando’ unos días antes.
Abrieron las puertas, y ordenadamente fuimos pasando poco a poco, mostré mi entrada con las manos casi temblorosas, y cuando por fin pasé eché a correr estirando la muñeca de Anne. Tras tropezar varias veces por culpa de mi amiga, llegamos a la valla, y conseguimos primera fila, no en el centro pero si entre Danny y Dougie, mas próximo a Danny, claramente tenía que estar cerca de él, por algo habíamos viajado desde Londres, tenía que ver a mis ídolos y a él, mi amor platónico desde 2004.
Lo pasamos bastante bien con los teloneros, y a decir verdad el público de Manchester era entregado, pero habíamos vivido conciertos peores, así que los empujones eran nuestra menor preocupación. Llego el momento en el que los teloneros de despidieron, dejando el escenario vacío que pronto apagó sus luces, y los gritos de los fans aumentaron, diez largos minutos después una música que todos allí conocíamos muy bien, la música de Super City, lo que provocó que todos gritáramos y silbáramos mas, hasta que finalmente Party Girl inundó todo el recinto.
Las canciones iban pasando, y nosotras cantábamos y saltábamos como locas, llegó All About You y nos dedicamos a mover los brazos y balancearnos un poco, estábamos asfixiadas y sudadas a más no poder. Entonces en una décima de segundo mis ojos se cruzaron con los suyos, y mi corazón dio un vuelco cuando señaló hacia donde estábamos nosotras y guiñó un ojo.
El concierto terminó y salimos del recinto victoriosas, habíamos disfrutado como niñas pequeñas y Anne había conseguido una púa que el mismo Tom Fletcher casi le había entregado en mano, así que estábamos eufóricas, mi amiga tuvo la idea de ir a la salida trasera y colarnos por algún lado, necesitábamos conocer a nuestros ídolos como fuera, legal o ilegalmente, haríamos algo.
Caminábamos rápidamente dando la vuelta a la manzana, por la parte trasera del recinto, con prisa y temerosas de no conseguir nuestro objetivo.
De repente una mano me estiró hacia atrás y me pegó al muro del edificio.
-¿Ves eso Dana?-Preguntó mi amiga entre susurros a mi lado, aun sujetando mi muñeca.
-¿Qué es lo que tengo que ver? Pues no veo nada Anne, y menos si estás delante.- Me quejé contestándola en otro susurro.
-¡Son ellos idiota, están ahí!-Volvió a hablar Anne señalando a dos chicos que había al otro lado del aparcamiento, con unas sudaderas y las capuchas puestas, fumándose tranquilamente un cigarro.
No se en que momento exacto decidí salir casi corriendo del escondite y encaminarme hacia ellos, pero así fue, no lo pensé dos veces, y colocando mi pelo me acerqué con una sonrisa.
-¿Tenéis fuego?-Pregunté sacando un paquete de tabaco de mi bolso.
El chico de la sudadera gris, al que pude identificar al segundo como Dougie Lee Poynter por sus inconfundibles Vans fue a contestarme, pero el chico de la sudadera negra, claramente, Danny Jones, le cortó.
-Claro guapa.- Me sonrió y sacó un mechero de su bolsillo.
-Gra-gracias.-Contesté algo nerviosa.
‘’Vamos idiota, ¿No te irás a cohibir ahora no?’’
Le tendí de nuevo el mechero y le guiñé un ojo, fui a darme la vuelta para buscar a Anne pero Danny me agarró por la muñeca.
-¿Pero a dónde vas? Quédate un poco haciéndonos compañía mujer.- Rió el pecoso y me miró con una sonrisa pícara.
-En realidad no me iba, solo buscaba a una amiga que esta…
-¡Aquí!
Y sin explicación razonable apareció mi amiga justo a mi derecha con una enorme sonrisa cargada de nerviosismo, jamás entendería como aparecía así por todos lados.
-¿Venís del concierto verdad?-Preguntó esta vez Dougie, mientras le daba una calada a su cigarro.
‘’Mal, Dougie, mal. Fumar es malo, bicho’’
-Si, las he visto en primera fila, muy sudaditas.- Volvió a hablar Danny mordiéndose el labio para después soltar una carcajada no muy discreta.
Y claramente, creo que Jones no era consciente del agudizado oído que tenemos las fans para escuchar su risa casi a kilómetros. Como era de esperar, casi dos minutos después vimos como una avalancha de fans se dirigía a nosotros.
-Oh, mierda.- Susurró Anne.
Y en un visto y no visto nos encontrábamos dentro del recinto, de nuevo, pero esta vez, habíamos entrado por la parte de atrás, con los chicos.
-Uff, casi.- Dijo Danny peligrosamente cerca de mi, con una de sus manos en mis caderas.
‘’Muy bien, mantente en pie, si, genial, puedes aguantar un poco mas, respira…’’
-Si, casi.- Reí nerviosa y busqué rápidamente con la mirada a Anne, que para mi suerte estaba a mi derecha y me despegué un poco de Dann.
-¿Esta noche vais a hacer algo?-Preguntó el pecoso, como no.
-Si, saldremos por ahí, aunque a decir verdad, no conocemos mucho Manchester.- No era lista ni nada aquí mi amiga.
-Pues no se hable mas, os venís con nosotros.-Sentenció Danny.
Media hora después nos encontrábamos camino a una discoteca bastante conocida en Manchester según Danny, solo se habían apuntado Dougie y el, ya que Tom y Harry se iban al hotel a descansar, como dos buenos novios fieles a sus parejas.
Porque Dougie estaba soltero, pero claramente, Danny estaba pillado, nada mas ni nada menos que por la Ex-Miss Inglaterra 2007, que a este paso iba a empezar a pensar que la pobre lucía los cuernos mas grandes de todo el país.
Por supuesto, Anne venía conmigo, y con ellos, así que allí nos encontrábamos, los cuatro, casi llegando a la discoteca. Y una cosa tenía clara, desde luego, esta noche, era nuestra noche.
Entramos a la discoteca mostrando nuestros DNI, por una vez en mi vida daba gracias a mis maravillosos 21 años.
Una vez dentro pedimos unas bebidas, casi a gritos, porque la música era ensordecedora, al menos hasta que nuestros oídos se acostumbrasen a tanto ruido.
Comenzamos bailando de una manera medianamente normal, Dougie estaba en el sofá sentado con Anne y alguna que otra perra sin escrúpulos rondando cerca de ambos.
Danny sujetaba mi cintura con sus dos manazas mientras bailaba MUY pegado a mi cuerpo, y para que mentir, una, a estas edades tiene sus hormonas bien despiertas, vamos, que el muy cerdo me estaba poniendo bien caliente, hablando claro.
Su cara estaba a escasos centímetros de la mía, y podía sentir su aliento con algo de olor a alcohol chocando contra mis labios, dulce y deliciosamente. Casi sin darme cuenta mordí mi labio y suspiré contra su oído, lo que pareció gustarle bastante.
Seguimos bailando nada discretos en la pista, y finalmente Danny fue a por algo mas de beber mientras yo me acercaba a Anne con un brillo en los ojos, esta se levantó y se colocó a mi lado.
-Joder, como calientas con Jones ¿Eh?-Rió mi amiga
-Cállate, no te haces una idea de lo burra que me pone ese pecoso.- Suspiré sonriendo.
-Pues como no le controles no se como volveremos a casa, o al menos ellos, Danny ya va bastante contentillo…
No había pasado más de una hora cuando Danny se escurrió casi por la barra de la discoteca, riéndose el solo. Agarré su brazo y lo pasé por mi hombro, hasta que a duras penas llegamos al sillón, Dougie iba bebido, pero no tanto, así que se acercó a la barra y pidió que nos pasaran a una de las salas privadas, para los cuatro. Les seguí con Danny casi a cuestas, ya que ese tipo de lujos no iba mucho conmigo cuando iba a una discoteca. Al llegar Dougie y Anne desaparecieron por la terraza, por tanto, estábamos solos.
Senté a Danny en un sillón y este me agarró por detrás y me obligó a sentarme sobre sus rodillas, acercándome a él. ¿De verdad estaba haciendo yo esto?
Me lo pensé dos veces y comencé a morder mis uñas nerviosamente mientras Danny acercaba su boca muy peligrosamente a mi cuello.
Fue depositando pequeños besos hasta llegar a mi clavícula, lo que provocó un escalofrío por mi parte y una risotada por la suya. Se levantó del sofá haciendo que yo también me levantara y de nuevo me volteó para quedar cara a cara.
Su respiración entrecortada chocaba contra mis labios, haciendo que perdiese totalmente la cabeza, como una droga.
Si pensarlo dos veces puse mi mano en su nuca y le atraje a mí, notando el sabor del alcohol de sus labios sobre los míos, abriendo paso a un beso mas profundo.
Danny me hacía caminar hacia atrás hasta que choqué con la pared, entonces puso ambos brazos a los lados y bajó por mi cuello. Ocasionando gemidos provenientes de mi, y eso aun le excitaba mas.
-Vamos…vamos al hotel.- Susurró contra mi cuello.
Claramente en esos momentos mi mente estaba demasiado nublada como para poder pensar con coherencia, así que asentí rápidamente y sin separarme de el caminamos hacia la puerta de la sala.
-Tú, no puedes…no puedes coger el coche.- Hablé en lo poco que los labios de Jones me permitían.
-Pues…cogeremos, un taxi.-Musitó de nuevo, una vez mas, sin separar sus labios de los míos.
Nos separamos y coloqué un poco mi camiseta y mi pelo, salimos de allí de la mano y nos dirigimos casi corriendo fuera de la discoteca, a buscar un taxi.
-Da-danny, creo que deberíamos de avisar a.. a los chicos ¿no?-Los nervios comenzaban a invadirme.
-Se lo están pasando bien, mejor no molestarles.-Dijo mientras acercaba su cara y mordía mi labio, con deseo.
Me separé intentando que nadie nos viese, estábamos en una zona bastante transitada y precisamente Danny no pasaba desapercibido por allí. Finalmente cogimos un taxi y nos dirigimos al hotel en el que los chicos se alojaban.
-Toma, ponte esta chaqueta, al menos tiene capucha, así no te verán.- Me tendió la chaqueta y depositó un suave beso en mi cuello para después tenderle un fajo de billetes al taxista que abría los ojos como platos al verlo, me jugaba el cuello a que Jones no sabía ni la cantidad de dinero que le había dado, y si lo sabía, no le importaba mucho.
Y también me arriesgaba a decir que lo único que quería ahora era darle al tema, era una buena fan, o al menos lo solía ser, y le conocía mejor a él que a mi misma. Justo en ese momento fue en el que me dí cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Me iba a acostar con Danny Jones, mi amor platónico, pero no reparé en eso, si no en que el tenía novia, una novia a la que quería…
Salimos del taxi, me puse la capucha y entramos al hotel rápidamente, el hombre que se encontraba en la puerta nos abrió y me miró extrañado, para después mirar a Danny y luego abrir aun más los ojos.
‘’Genial, ya tenéis un testigo para la lista, eso sin contar al taxista y a los de la discoteca, tu verás lo que haces guapa’’
Maldita voz oportuna, justo ahora tenía que aparecer para decirme lo que estaba bien y lo que estaba mal. Yo dejaré claro lo que estaba bien. Tenía la oportunidad de tirarme a mi amor platónico, y desde luego, lo iba a hacer, o me arrepentiría durante toda mi vida.
Pasamos el vestíbulo casi a la velocidad de la luz y nos metimos en el ascensor rumbo a su habitación.
No perdimos mucho el tiempo, porque de pronto sentí mi espalda chocar contra uno de los espejos del ascensor, y poco después los labios de Jones recorriendo mi cuello con ansia.
Pasamos a su habitación precipitadamente y me tiró de espaldas sobre la cama, sin andarse con rodeos, se puso encima de mi con un brazo a cada lado de mi cuerpo y de nuevo atacó mi cuello, depositando besos húmedos en él… pero creí que era el momento de que yo tomase un poco el control del asunto.
Le hice voltearse y quedé encima suyo, con una pierna a cada lado de su cadera, decidí que el cuello sería lo más adecuado para ir abriéndome paso a otros juegos. Fui dejando un camino de besos a mi paso, como había hecho él antes conmigo, pero intercalándolos con pequeños mordiscos que le provocaban gemidos de placer.
Poco a poco me deshice de su camiseta y el se desabrochó los pantalones, mandándolos al otro lado de la habitación. Y de nuevo el tomó el control.
-Creo que esto no es justo.- Musito riendo contra mis labios.
-¿El qué?
-Que tu estés completamente vestida, y yo no.- Se señaló.
Metió sus manos por mi camiseta acariciando mi espalda y provocándome un escalofrío, finalmente se deshizo de ella y la mandó junto a sus pantalones.
Acabamos en igualdad de condiciones cuando terminé en ropa interior.
Besaba a Danny con ansia, mordiendo sus labios, sintiendo el dulce sabor de estos.
Definitivamente esto se nos iba de las manos, y notaba que esto se nos iba de las manos, pero me daba igual, me centré en sus labios, en el tacto de sus manos sobre mi piel ardiendo, en sus gemidos, su respiración entrecortada mezclándose con la mía…
Una sensación de vértigo se instaló en todo mi cuerpo, desde los dedos de mis pies hasta mi cabeza, definitivamente, este hombre era mi perdición.
Notaba como a Danny le comenzaban a estorbar sus boxers, así que no me detuve y poco a poco fui bajándolo por sus piernas con las manos temblorosas.
-Vamos…¿Te vas a poner nerviosa ahora?-Rió contra mi oído.
Y otro escalofrío.
Terminé de quitarle su ropa interior, estaba ahí, desnudo, para mí. Dejé de pensar.
Todo ocurrió muy rápido, mi ropa interior desapareció casi como por arte de magia, notaba las manos de Danny por todo mi cuerpo, provocando gemidos incontrolables de ambos.
Sentía como cada vez acercaba más a su miembro a mi cuerpo, en ése momento mi cabeza dejó de pensar y tomó el control el calentón que tenía encima.
Y en unos segundos, Danny y yo ya éramos uno, sentía como se iba moviendo dentro de mí, con movimientos pronunciados, y eso producía que mis gemidos y los suyos aumentaran en cantidad y frecuencia. Empezó a aumentar la velocidad y con ello aumentaba todo, en ese momento sentía que podía tocar el cielo con los dedos.
Muchas fans piensan y dicen que Danny tiene el mote del ‘Rey del sexo’ y en esos momentos pude descubrir por mi misma, que desde luego, se lo había ganado a pulso.
Jadeos, calor, sudor, caricias, besos… todo terminó y Danny se dejó caer exhausto sobre mí, con una sonrisa cansada en sus labios, para después rodar sobre sí mismo y tumbarse en la cama.
Poco a poco nuestras respiraciones fueron tomando un ritmo más normal, y casi sin darme cuenta, terminé quedándome dormida.
07:00 am –Hotel Manchester-
El dolor de cabeza no me dejaba levantarme de la cama, estaba algo desorientada y tenia unas ganas terribles de matar a alguien.
A duras penas me incorporé un poco y dejé mis pies colgando al borde de la cama, algo atontada posé mis ojos sobre la larga cortina de color salmón, horrorosa que estaba frente a mi. Un momento.
Esta no es mi habitación.
Me sobresalté y rápidamente me levanté de la cama, definitivamente, no me encontraba en mi habitación, ni tampoco en mi casa.
‘’¿Dónde mierdas estas, Dana?’’
Comencé a asustarme y caminé alrededor de la cama para dirigirme al pasillo de la gran suite, no había nadie. Aunque al final del pasillo, en la puerta, pude divisar un pequeño Post-it amarillo pegado con un… ¿chicle?
Sin pensarlo me acerqué y arranqué el papel de la puerta.
‘’ Fue un placer estar anoche contigo preciosa, pero lo bueno se acaba.
Espero que te lleves un buen recuerdo, fue una noche fantástica.
D.J’’
Todos los recuerdos de la noche anterior bombardearon mi cabeza de una manera odiosa.
¿Alguna vez te has sentido la persona mas desgraciada del mundo? Así me sentía yo.
Desgraciada en el sentido de que ahora mismo me odiaba a mi misma como jamás lo había hecho en mi vida.
Me vestí rápidamente y vi las llamadas perdidas en mi móvil, Anne me había estado contactar conmigo durante toda la noche.
‘’¿Dónde cojones estas Dana? No me coges el teléfono, me estoy empezando a preocupar, llámame cuando leas el mensaje.’’- Decía el primer mensaje.
‘’Mira rubia, me he artado a llamarte, y a enviarte mensajes, no se dónde mierdas estarás, pero acuérdate de que mañana a las 9 sale el bus, si no estas en la estación me voy sin ti. Te quiere, Anne’’-Otro de los mensajes de mi amiga.
‘’¡Dana joder! Estoy preocupada, son las seis de la mañana y no has aparecido, da señales de vida o acabaré movilizando todo Manchester para encontrarte’’-Este había sido hace poco.
Marqué rápidamente el teléfono de mi amiga, y al segundo pitido contestó una voz nerviosa casi en un grito.
-¿¡Sí!?
-Anne, soy yo..
-¿¡Se puede saber qué hacías!? ¡Estaba preocupada imbécil!-Ahora si que me gritó
-Lo…lo siento, ha-a ocurrido algo…-Contesté trabándome en cada palabra que pronunciaba.
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estás?-Y un montón más de preguntas que mi mente no logró captar debido a la rapidez de sus palabras.
-Que-quedamos en la estación a las ocho y media.- Colgué y tiré el móvil sobre la cama, sentándome después sobre ella y llevándome las manos a la cabeza.
Noté como las lágrimas iban acudiendo a mis ojos poco a poco, y suspiré mirando al techo en un intento de que no cayesen por mis mejillas, pero fue en vano.
Poco después me puse mi ropa de la noche anterior, tirada por el suelo y me peiné un poco, abandonando la habitación. En esos momentos jamás había deseado tanto ser invisible.
En la entrada del hotel había unas cuentas chicas que al verme salir me miraron con desprecio, pena y alguna que otra mirada que no supe descifrar, tampoco era el momento.
Paré un taxi y le pedí que me llevara a la estación de autobuses en la que había quedado con Anne, unos quince minutos después ya estaba allí.
Anne estaba en la cafetería de la entrada, sentada en una de las mesas pegadas a la ventana con lo que debía de ser su café cortado de maquina mañanero entre sus manos.
Me acerqué a ella con miedo, miedo a su reacción cuando le contase lo que había ocurrido. Una vez sentada frente a ella seguía sin inmutarse, estaba sumida en sus pensamientos, di un toque en su hombro y esta se sobresaltó, haciendo que yo también me asustase.
-¡Dana!-Casi se tiró a abrazarme.
-Estoy bien, estoy bien.- Repetía una y otra vez, mas para convencerme a mi misma de que lo estaba que para hacer creer a mi amiga que realmente lo estaba.
-Siéntate, ¿Quieres algo de desayunar?-Negué rápidamente con la cabeza.
-T-te, te tengo que contar… algo.-Comencé
-Creo que no hace falta… me hago una idea…-Contestó ella
-¿Q-qué?
-Déjalo Dana, no vale arrepentirse ahora, lo hecho está hecho.
Suspiré varias veces y me tapé la cara con mis manos.
-Me siento como una maldita prostituta.
-No mujer, no te han pagado…el término groupie te pega más.-¿Hola? ¿Qué manera era esa de apoyar a una amiga?
-Te estoy diciendo que no estoy bien ¿Qué mierdas haces?
-Yo te estoy diciendo lo que eres barra, pareces. Soy sincera.- Contestó seca apartando su mirada y dando un sorbo a su café.
-No me ayudas…
-No pretendo ayudarte, creo que en estos momentos siento algo de desprecio hacia ti.- Sentí como me clavaban miles de pinchos en el pecho, Anne era mi mejor amiga…
Quería decir muchas cosas a la vez, pero ni una mísera palabra salía de mi boca, se quedaban todas atascadas en mi garganta, junto a las inmensas ganas de llorar que tenía.
-Te lo has tirado Dana, lo has hecho. ¿Cómo esperabas que actuase? Claro que no me alegro por ti, esto no es bueno, y hablo de ti, porque esto te va a afectar a ti.- Dijo señalándome con el dedo acusador y expresión preocupada.
Pero claro, una nace orgullosa y… antes se traga su propia sangre que admitir sus errores ante los demás.
-Eres una envidiosa, que te den.- Cogí la mochila que me había traído de nuestro hotel y me marché en dirección al bus.
23 Marzo 2011, Londres.
Y lo que comenzó con una noche de pura suerte terminó en una mañana de tragedia.
Aun recuerdo aquella mañana perfectamente.
''Cómo para olvidarla'
Sin previo aviso unas fotos filtradas en twitter hicieron que mi vida diera un giro por completo. Eran fotos de la noche del 19 de marzo... en las cuales se podía apreciar mi presencia junto al mismísimo Danny Jones, justo ese que no quería ni ver.
Aunque he de admitir que en esos momentos me encontraba más asqueada conmigo misma que con lo que estaba ocurriendo a mi alrededor.
Abrí mi cuenta de twitter, y en qué momento, vi todas las fotos subidas por las mismísimas fans, y un montón de adjetivos despectivos hacia mi persona, era de esperar, pero aun así no me agradó. Cerré todas las ventanas del ordenador y lo apagué dejándome caer en la cama, definitivamente esto era horrible.
Y días después, tal y como había precedido, una revista británica publicó las fotos junto a un artículo en el que no me dejaban muy bien parada. ¿Qué puedo decir?
Aquel tema no se me olvidará jamás, supongo que fue algo que me merecí, aunque aprendí a a ser más consecuente... y ese era el único lado bueno de la historia.
También me disculpé con Anne, a pesar de mi terrible orgullo, pedí disculpas a mi amiga y esta las aceptó rápidamente, me apoyó en todo lo que vino después, y en fin, pocos meses después aquello fue olvidado.
Nada que no haya ocurrido antes en cualquier otra parte del mundo con otras dos personas...
''En la vida no hay ni premios ni castigos, solo consecuencias''.